viernes, 18 de abril de 2008

VAN GOGH Y LA ABSENTA




La absenta es una bebida con un grado de alcohol que varía entre los 40º y los 60º, si bien antiguamente en Francia se preparaba a 72º. Se obtiene destilando alcohol mezclado con hojas de ajenjo mayor y menor, semillas de hinojo, angélica y anís. El producto de la destilación posee un color blanco lechoso y para darle el característico color verde manzana se le añade una mezcla de ajenjo menor, melisa e hisopo, pudiéndose añadir caramelo para que adquiera un color verde oliva. Es de olor fuerte y sabor ardiente y picante.

Los soldados franceses que participaron en la conquista de Argelia tuvieron que aprovechar para apagar su sed las pocas aguas que encontraban a su paso, a menudo aguas estancadas e insalubres, y para bebérselas añadían unas cuantas gotas de absenta, consiguiendo así eliminar el mal sabor y evitar trastornos gastrointestinales. Tras el regreso de las tropas a Francia, a mediados del siglo XIX, la absenta se hizo tan popular que pronto se extendió su consumo por todo el país, siendo entre las clases más bajas donde más éxito tuvo.

Años más tarde, en 1915, la absenta sería prohibida en Francia tras comprobarse que el consumo de dicha bebida estaba estrechamente relacionado con el alarmante aumento del número de suicidios entre la población, así como por el aumento de los delitos cometidos; no en vano la absenta era conocida entre el pueblo como “el hada verde” por los efectos que tiene sobre el organismo. Se llegaría a demostrar que el consumo continuado de absenta podía provocar el absintismo, un tipo de intoxicación producida por la absintina que contiene la planta de ajenjo con la que se elabora la bebida, y que le comunica su amargor y sus propiedades. La absintina no es tóxica en dosis pequeñas, pero puede actuar como convulsionante por acumulación. Los efectos que tiene la absintina sobre el organismo son los siguientes: el individuo experimenta inicialmente una gran excitación nerviosa y crisis epileptoides (muy parecidas a las crisis epilépticas), después sufre ataques convulsivos y alucinaciones terroríficas, finalmente sufre un estado de parálisis general o coma en el que la respiración se hace dificultosa.

En los dos años que Vincent convivió con su hermano Theo en París (febrero de 1886 - febrero de 1888) frecuentó asiduamente los bares y los cafés en que se solían mover los pintores de la época, ambientes en los que estaba de moda beber absenta, aficionándose a consumir dicha bebida a diario. Precisamente Touluse-Lautrec realizó un retrato de van Gogh en el que representa al pintor sentado junto a una mesa en la que hay un vaso de absenta, con su característico color verde lechoso.

En los últimos meses de la estancia de Vincent en París, la convivencia con su hermano Theo se ve seriamente afectada, siendo el pintor el causante de las continuas discusiones y disputas que tienen lugar en el apartamento, debidas fundamentalmente al consumo de alcohol por parte del pintor. No debe sorprendernos que en aquellas circunstancias el propio Theo llegase a pensar en separarse de su hermano, cosa que podría haber sucedido de no haber sido por la partida de Vincent a Arles en el mes de febrero.

Durante su estancia en Arles (febrero de 1888 - mayo de 1889) continuará bebiendo alcohol, principalmente coñac y absenta, unas veces para animarse y otras para olvidar su propia soledad. En el siguiente fragmento, extraído de una carta escrita por Vincent a su hermano Theo podemos apreciar como el pintor depende del alcohol para tener el pulso firme, lo cual nos indica que probablemente ya estubiera alcoholizado.
“Si pensara, si reflexionara en la posibilidad de un desastre, sería incapaz de nada. Me lanzo de cabeza en mi trabajo y resurjo con mis estudios. Si en el interior la tempestad retumba demasiado fuerte, me bebo un vaso de más para aturdirme. ( ... ) La atención se vuelve más intensa; la mano más segura. ( ... ) ..., y trabajo porque necesito hacerlo; para no sufrir tanto moralmente, para distraerme.” (carta a Theo, julio de 1888. V513).

La alimentación inadecuada o escasa, el tabaquismo, el consumo de café en dosis elevadas y fundamentalmente el consumo excesivo de absenta, así como las largas jornadas de trabajo a pleno sol, terminarán por minar completamente la salud del pintor, que días antes de la llegada de Paul Gauguin a Arles escribe lo siguiente a su hermano Theo:

“No estoy enfermo, pero llegaré a estarlo sin la menor duda si no como en abundancia y no dejo de pintar por unos días. En fin, vuelvo a verme reducido al caso de locura de Hugo van der Goes en el cuadro de Emile Wauters (...).” (carta a Theo de fecha 21 de octubre de 1888. V556).

Paul Signac, pintor y amigo de los hermanos van Gogh, describió el tipo de vida que llevaba Vincent:
“Apenas comía, y lo que bebía era siempre demasiado… Regresando tras una jornada completa bajo el sol, en una atmósfera tórrida, y no teniendo un auténtico hogar, lo sustituía con las terrazas de los cafés. Los ajenjos y los coñacs se sucedían ininterrumpidamente. Apenas probaba bocado. ¿Cómo iba a resistir? era la dulzura en persona. Era entusiasta y bueno.”

Tras la llegada de Gauguin la salud de van Gogh mejora sensiblemente, pero unos meses más tarde el pintor vuelve a experimentar estados de sobreexcitación nerviosa debidos al consumo excesivo de absenta. Cabe recordar aquí el episodio en el que van Gogh, bajos los efectos de la absenta, arrojó un vaso a la cara de Gauguin mientras éste se encontraba sentado a la mesa de un café , regresando inmediatamente a la “Casita Amarilla”, donde se quedó profundamente dormido, no recordando casi nada de lo ocurrido al despertarse al día siguiente. Los síntomas que presentaba van Gogh eran los típicos de una intoxicación producida por la absintina.

Unos días más tarde, ante la inminente partida de Gauguin, y bajo los efectos de la absenta, Vincent sufrirá una crisis en la que tendrá alucinaciones visuales y auditivas, descargando toda su agresividad contra sí mismo, cortándose el lóbulo de su oreja izquierda con la ayuda de una navaja de barbero. Van Gogh es internado en el hospital de Arles donde sufrirá nuevas crisis en las que no cesa de gritar ante las alucinaciones intolerables que sufre.

Semanas más tarde, al regresar a la “Casita Amarilla” se verá obligado a sobrevivir durante una semana entera alimentándose a base de café y alguna comida caliente, así como alguna que otra copita de absenta; todo ello no hará más que aumentar su estado de debilidad y acrecentará en él la angustia de volver a sufrir una nueva crisis. El doctor Rey le aconseja reposo y evitar la fatiga mental, pero él se afana en trabajar. Es internado de nuevo en el hospital, pues le sobreviene una nueva crisis en la que tiene alucinaciones y cree que todo el mundo le quiere envenenar.

Durante su estancia en el centro para enfermos mentales de Saint Paul de Mausole (mayo de 1889 - mayo de 1990) solamente se le permitirá beber un vaso de vino en las comidas, pero es muy posible que en las salidas que hacía por los alrededores de Saint Rémy para pintar, en las que estaba acompañado en todo momento por el guardian Poulet o por vigilante Trabuc, pudiera tomar algo de alcohol. Durante el año que permanecerá en Saint Paul sufrirá cuatro ataques que le dejarán postrado por espacio de una o dos semanas, salvo el último ataque que le sobrevino al ir a Arles y que le incapacitó durante dos meses.

Es muy probable que el uso de bromato potásico, que se usaba antiguamente para tratar los ataques epilépticos (enfermedad que le había sido diagnosticada por los doctores Rey, del hospital de Arles, y Peyron, de Saint Paul), pudiera haber sido el desencadenante de alguno de los ataques que sufrió van Gogh en Saint Paul, por lo menos de los más severos, como el ataque que le sobrevino al ir a Arles, ya que el bromato potásico a dosis elevadas o continuadas en el tiempo, produce la denominada embriaguez brómica, en la cual pueden manifestarse los siguientes efectos: desvanecimientos, vértigos, debilidad intelectual y somnolencia.

Durante su estancia en Auvers (mayo a julio de 1890) fue atendido por el doctor Gachet, el cual no le prescribió ningún tipo de tratamiento, pues consideraba que el pintor no sufría de epilepsia y que todo había sido producto de una sobreexcitación nerviosa y las largas jornadas de trabajo a pleno sol. Vincent conocerá a un grupo de jóvenes que pasaban las vacaciones en un pueblo vecino y no dudará en moverse con ellos por los bares de la zona, volviendo a beber de nuevo. La bebida puedo haber sido el desencadenante del episodio en el que van Gogh se enfrentó al doctor Gachet, poniéndose furioso por que éste no le había puesto un marco a un cuadro de Guillaumin, e introduciendo su mano en el bolsillo de la chaqueta, en el que supuestamente se encontraba el arma con el que se quitaría la vida semanas más tarde.

1 comentario:

Sonia dijo...

Soy Sonia del blog elefectomariposas, me agrado mucho tu comentario y tu blog me parece muy interesante, actualmente tengo poco tiempo pero prometo leelo a ratitos y algun dia poder dialogar sobre este tema. Un beso Sonia. Dejare comentarios.