viernes, 30 de octubre de 2009

BLOG DEDICADO A VINCENT VAN GOGH

Aquí os dejo un nuevo blog que he creado, está dedicado al genial pintor holandés Vincent van Gogh. Espero que os guste.

http://blogvincentvangogh.blogspot.com/

La primera publicación trata sobre el cuadro "La noche estrellada", un cuadro realizado en junio de 1889, cuando el pintor se encontraba ingresado en el hospital para enfermos mentales de Saint Paul de Mausole, situado al sur de Saint Rémy (Francia).

lunes, 11 de mayo de 2009

VAN GOGH EN PARÍS

Calle de París dedicada al genial pintor



Vincent van Gogh se presenta de manera inesperada en París el 20 de febrero de 1886 y, una vez allí, escribe una nota dirigida a la galería de arte en la que trabaja su hermano Theo (Goupil & Cíe 19, Boulevard Montmartre), citándose con éste en la sala Carrée del Museo del Louvre (vease fotografía adjunta). Vincent le comunica a su hermano su decisión de quedarse a vivir en París con él, decisión que no es compartida inicialmente por Theo, pues por un lado está su trabajo en la galería, un trabajo que lo mantiene ocupado todo el día, y por otro lado piensa que Vincent debería permanecer en Holanda, al lado de su madre y sus hermanas. Vincent terminará por convencer a su hermano de las ventajas de vivir juntos y a Theo no le quedará más remedio que acogerlo en su casa, situada en el 25 de la Rue Laval (actual Victor Massé); posteriormente, en junio de ese mismo año, se trasladarán a vivir al tercer piso del 54 de la Rue Lepic (situado en el parisino barrio de Montmartre), disponiendo la vivienda de una habitación para Theo, una pequeña cocina y un gabinete donde Vincent dispondrá de un estudio de pintor en el que poder trabajar.

En el mes de abril entra en el Taller de Fernand Cormon, situado en el 104 del Boulevard Cliché, allí conocerá a otros pintores, de entre los que cabe destacar los siguientes: John Russell, Émile Bernard y Toulouse-Lautrec.

Durante el verano se dedica a pintar cuadros en los que abundan los motivos florales, de esta manera trata de conseguir un mayor dominio en el uso de los colores complementarios; al mismo tiempo, su paleta se aclara sensiblemente y poco a poco va desterrando los colores parduscos, tan característicos de sus obras holandesas.

Conocerá a Père Tanguy – padre Tanguy –, llamado así debido al buen trato que dispensa a los pintores que acuden a su tienda de colores y materiales de arte. Theo le presentará al pintor Paul Gauguin, con el que compartirá años más tarde “la Casita Amarilla” de Arles.






Rue Lepic 54 (-París-), casa en la que vivieron

Vincent y Theo durante los años 1886 al 1888


En enero de 1887 inicia una relación sentimental con Agostina Segatori, una italiana que había sido modelo de pintores tan renombrados como: Degas, Corot y Jean Léon Gérôme. Segatori era dueña del Café Le Tambourin – llamado así por la forma de tambor de las mesas del local –, situado en el Boulevard de Clichy. El Tambourin no tenía muy buena reputación, pues la clientela que se daba cita allí solía estar formada por gentes de los bajos fondos que utilizaban el local como centro de reunión para preparar sus fechorías.

Entre los meses de abril y mayo se dedica sin descanso a pintar en el exterior, realizando un gran número de paisajes y retratos. Su pintura se hace cada vez más personal, su paleta se aclara progresivamente y los colores se hacen cada vez más intensos y puros.

Realiza una exposición colectiva con Èmile Bernard, Paul Gauguin y Toulouse-Lautrec en el Tambourin, pero la exposición no tuvo ningún éxito y además supuso el fin de la relación con Agostina Segatori, ya que se produjo un incidente en el cual un camarero del café – presumiblemente el chulo de la italiana –echó del local a Vincent, provocándole un corte en la mejilla. Tras el incidente, van Gogh recogerá todas sus obras y no volverá a poner los pies en el café, aunque es probable que sí volviera a ver a Agostina.

El Petit Boulevard – nombre por el que se conocía al grupo compuesto por Vincent van Gogh, Louis Anquetin, Émile Bernard y Toulouse-Lautrec – expone en el Grand Bouillon, Restaurant du Châtelet, 43. Al igual que había sucedido en el Tambourin, una pelea entre van Gogh y el propietario del restaurante hizo que el pintor recogiese sus obras sin haber concluido la exposición.

Vincent, al igual que le sucediera el año anterior, vuelve a presentar problemas de salud en los últimos meses de 1887, los cuales se verán agravados por el consumo de absenta. La convivencia con su hermano, que también tenía problemas de salud por esa época, se ve seriamente afectada, hasta el punto en que el propio Theo llegó a barajar la posibilidad de separarse de su hermano, pues el pintor acostumbraba a realiza correrías nocturnas en las que solía beber alguna copa de más y tras las cuales solía acabar discutiendo con Theo.

Van Gogh no soporta por más tiempo la vida que lleva en la gran urbe y decide abandonar París. El 20 de febrero de 1888, sin decirle nada a Theo, toma un tren que le llevará hasta la ciudad de Arles, situada en el sur de Francia. La idea de trasladarse al Midi Francés puede chocarnos un poco, pero no era nueva para Vincent, pues a finales del verano o principios del otoño de 1887 había escrito una carta a su hermana Wilhelmine (W1) en la que le manifestaba su interés por trasladarse a vivir al Sur, donde esperaba encontrar la luz y el color de las estampas japonesas que tanto admiraba, además allí pensaba establecer el denominado “Estudio del Sur”, una especie de comuna que serviría de refugio a otros pintores.

lunes, 9 de marzo de 2009

AMBROISE VOLLARD, EL DESCUBRIDOR DE CÉZANNE Y VAN GOGH



Retrato de Ambroise Vollard (Pablo Picasso, 1910)

Ambroise Vollard nació en 1866 en la isla de la Reunión ­­ (situada en el Pacífico) en el seno de una familia acomodada. Estudió la carrera de Derecho en París, doctorándose en 1888, pero no llegaría nunca a ejercerla, pues por aquel entonces ya había tomado la firme decisión de introducirse en el mundo del comercio de obras de arte para hacerse galerista. Primeramente quiso trabajar para Georges Petit, pero ante la negativa de éste no le quedó más remedio que trabajar en la galería de cuadros que tenía Alphonse Dumas en París. Años más tarde, en 1893, conseguiría abrir su propia galería de arte en el 37 de la rue Laffitte (París).

Vollard sentía una gran pasión por la pintura y estaba dotado de un infalible ojo para el arte, así como de un fino sentido del olfato para los negocios. Supo dar a conocer al gran público la obra de artistas tan destacados como: Paul Cézanne, Vincent van Gogh, Paul Gauguin, Camille Pissarro, Henri Matisse, Auguste Rodin, Pablo Picasso, etc.

Así describe el propio Vollard como descubrió la pintura de Cézanne y como este hecho, aparentemente intrascendente, hizo que surgiera en él la idea de hacerse marchante:
“La primera vez que vi un cuadro de este pintor, la orilla de un río, fue en el escaparate de un modesto vendedor de colores, en la calle Clauzel, el tío Tanguy. Me produjo una impresión tremenda, como si me hubieran dado un golpe en el estómago.
Al mismo tiempo que yo, se habían detenido dos personas ante aquel lienzo: un burgués y su mujer:
-¡Qué ocurrencia deformar así la naturaleza! –Decía el hombre, que llevaba sombrero hongo-. ¡Esos árboles no se sostienen de pie! Y esa casa, fíjate cómo se bambolea. Pues ¿y el agua? ¿Es agua o plomo? En cuanto al cielo… Bueno, si la naturaleza fuera así, sería como para no ir al campo en la vida.
En aquel momento apareció un obrero que llevaba en bandolera su bolsa de herramientas.
-¡Ajajá! –exclamó-. Ahí sí que me gustaría ir a pescar los domingos.
El burgués se alejó desdeñosamente.
Por mi parte, lamenté que mis escasos recursos de estudiante no me permitiesen adquirir el lienzo. Pensé: [Qué oficio tan agradable el de comerciar con cuadros. ¡Pasarse la vida entre semejantes maravillas].”.


Memorias de un vendedor de cuadros, Ambroise Vollard.

En 1895 realizó una gran exposición de Cézanne, mostrando 150 de sus obras, entre las que cabe destacar El Fumador y Los Jugadores de Cartas, cosechando cierto éxito, si bien seguía existiendo por aquel entonces una gran resistencia por parte del público, que no aceptaba la obra de Cézanne, como se desprende del siguiente fragmento:
“Cuando, en 1984, organicé una exposición del maestro de Aix, escuché un día un altercado delante de mi tienda. Un hombre sujetaba solidamente a una mujer joven ante un cuadro de Bañistas.
­­-¡Obligarme a mirar esto, a mí, que he tenido un premio de dibujo en el pensionado!
-Así aprenderás, nena –repitió el hombre-, a ser otra vez más amable conmigo.”.

Memorias de un vendedor de cuadros, Ambroise Vollard.


Un año más tarde, en 1896, realizó la primera exposición retrospectiva de Vincent van Gogh, cosechando un estrepitoso fracaso. El caso de Van Gogh era aún más doloroso que el de Cézanne, pues ni siquiera sus propios compañeros de oficio veían con buenos ojos la obra de Vincent; años más tarde, Vollard escribiría lo siguiente acerca de ello:
“El caso de Van Gogh era aún peor; incluso los más audaces no llegan a [tragar] su pintura- ¿Cómo extrañarse de esta resistencia del público, si hasta los artistas más libres de prejuicios, como Renoir y Cézanne, el primero echaba en cara a Van Gogh su [exoterismo] y el otro le decía: [Sinceramente, ¡pinta usted como un loco!].”.

“Para inaugurar mi nueva galería, organicé una exposición de Van Gogh –la primera gran exposición de este pintor- y en ella figuraron más de sesenta lienzos procedentes de su estudio de Ámsterdam, sin contar un lote de acuarelas y dibujos suyos. El precio de los cuadros más importantes, como el célebre Campo de amapolas, no llegaba a los quinientos francos. El público no manifestó gran entusiasmo. Todavía no había llegado la hora…”.

“Me equivoqué con Van Gogh. Pensé que no tenía futuro y malvendí sus cuadros.”.

Memorias de un vendedor de cuadros, Ambroise Vollard.

Cabe destacar otras grandes exposiciones realizadas por Ambroise Vollard a lo largo de su carrera como marchante, como la dedicada a Gauguin en 1989, la de Picasso en 1901 y la de Matisse en 1904.

Supo introducirse en el mundo editorial, publicando una colección de libros de clásicos literarios y obras de escritores contemporáneos ilustrados por pintores destacados de la época como: Chagall, La Fontaine y Bonnard. Escribió una biografía sobre Renoir, así como sobre Cézanne y Degas, que servirían para darlos a conocer al gran público. También publicó una autobiografía Memorias de un vendedor de cuadros (1937) donde recogió sus experiencias como marchante de cuadros.

Murió el 23 de agosto de 1939 en un accidente de tráfico, dejando tras de si un halo de misterio.

domingo, 22 de febrero de 2009

EL ÚLTIMO ESTUDIO DE PAUL CÉZANNE

En mayo de 2007 tuve la gran suerte de poder recorrer la Provenza y visitar, entre otras localidades, la ciudad de Aix-en-Provence, ciudad en la que nació el pintor Paul Cézanne en 1839. Allí pude visitar el que fue su último estudio, un viejo caserón de dos plantas –actualmente totalmente restaurado– situado en el Chemin de Lauves, en una pequeña colina localizada al norte de la ciudad de Aix, desde el que el pintor podía divisar la montaña Sainte-Victoire. El edificio fue adquirido por el Cézanne en 1901, cinco años antes de su muerte, y, tras realizar las oportunas reformas para acomodarlo como taller, se instaló en él en septiembre del año siguiente.



Entrada al taller de Cézanne, situado en camino de Lauves




Para acceder al edificio hay que atravesar un jardincillo que hay frente al mismo. En la planta baja hay una pequeña tienda donde se despachan las entradas para acceder al taller y donde también se pueden adquirir libros, postales y todo tipo de objetos decorados con obras del genial artista.


Interior del estudio de Cézanne




En la planta superior se localiza la estancia que Cézanne utilizaba como estudio, se trata de una amplia estancia bañada por la luz que dejan pasar los enormes ventanales –antiguamente se podía contemplar el paisaje, dominado por la montaña Sainte-Victoire, pero hoy en día es casi imposible debido a la frondosidad del arbolado- y en la que la mirada se pierde entre la multitud de objetos que pertenecieron al pintor. En el taller encontramos una mesa y un aparador con accesorios que utilizada Cézanne en sus estudios de naturalezas muertas; junto al ventanal trasero podemos observar el caballete y la paleta del pintor, que aún conserva restos de pintura al óleo, así como algunos objetos personales: una agenda, una Biblia, etc.; en el rincón opuesto encontramos colgada la ropa que solía ponerse para pintar, así como los utensilios que utilizaba para transportar los lienzos y las pinturas cuando pintaba en el exterior. Todo en la estancia nos evoca la imagen del pintor; el tiempo parece que se hubiera detenido y experimentamos la sensación de poder sentir con vida al pintor, sensación que espero haber sabido transmitir con estas líneas y con las imágenes que acompañan a las mismas.





domingo, 11 de mayo de 2008

ROULIN Y VAN GOGH


Vincent conoció a Joseph Etienne Roulin (1841-1903), responsable del correo en la estación ferroviaria de Arles, en el mes de julio de 1888, posando por primera vez para él sin aceptar dinero alguno por ello, saliéndole más caro comiendo y bebiendo según palabras del propio pintor a su hermano Theo. Roulin era un hombre muy alto, medía alrededor de dos metros, y vestía uniforme azul de cartero, razón por la que no pudo pasar desapercibido para van Gogh, que pudo haberlo conocido en alguno de lo bares próximos a la plaza Lamartine, ya que el cartero vivía muy cerca de la "Casita Amarilla", en el número 10 de la Rue de la montagne de cordes. Entre ambos surgió una gran amistad, mostrándose siempre Roulin como un padre para Vincent, especialmente en los momentos más difíciles, cuando el pintor tuvo que ser recluido en el hospital de Arles tras sufrir una crisis en la que se cortó el lóbulo de la oreja izquierda.
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"No sé si te podré pintar al cartero tal cual lo siento. Este hombre es tan revolucionario como el viejo Tanguy. Posiblemente le consideran un buen republicano porque odia cordialmente la república de que gozamos, y porque, en fin, desconfía y está un poco desilusionado de la idea misma de la república.
Pero un día le vi cantar la Marsellesa y reviví el ochenta y nueve; no el del año próximo, sino el de hace noventa y nueve años. Era un Daumier, un Delacroix, el más puro y antiguo holandés".
(V 520).
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También realizó los retratos de toda la familia del cartero: la mujer, Augustine (1851-1930), de la que realizó el conocido cuadro "la Berceuse" (la mecedora), obra que van Gogh hizo antes de sobrevenirle su primera crisis en Arles y de la que llegaría a realizar varias copias; Armand (1871-1945), que llegaría a ser militar; Camile (1877-1922), que trabajó como empleado del servicio Messageries Maritimes y la pequeña Marcelle (1888-1980), que nació durante la estancia de Vincent en Arles. "Todos tipos muy franceses, aunque tengan cara de rusos" según escribió el propio pintor a su hermano Theo. (V 560).

miércoles, 30 de abril de 2008

PÈRE TANGUY Y VAN GOGH


Julien Françoises Tanguy (1825-1894) era conocido como Père Tanguy (Padre Tanguy) por el generoso trato que dispensaba a los pintores, pues les entregaba los útiles de pintar que necesitasen sin exigir el pago inmediato de los mismos, e incluso no dudaba en mostrar sus obras en su modestísima tienda de colores y materiales de arte situada en número 14 de la Rue Clauzel (París).

Tanguy era de ideas socialistas y, al igual que la clase obrera, se había sentido oprimido por la explotación económica de las clases pudientes; todo ello le había llevado a participar en el levantamiento obrero de 1881, conocido como La Comuna, enfrentándose contra los partidarios de la III República, siendo detenido por ello. Tuvo la suerte de que un oficial de artillería y pintor aficionado, llamado Henri Rouart, le salvase la vida, al influir en el tribunal militar que tenía que juzgarlo. Finalmente la pena de muerte le fue conmutada por la de destierro, teniendo que permanecer en Brest durante dos años. Del agradecimiento surgido por la acción de aquel pintor aficionado nacería su apoyo por los pintores, especialmente los más desfavorecidos y necesitados.

Vincent conoció a Tanguy durante su estancia en París (febrero 1886 - febrero 1888), entablando una gran amistad con él. Aquí podemos ver una foto del retrato que hizo de Père Tanguy, un retrato muy influenciado por el arte japonés que tanto apreciaba van Gogh.

Tanguy expuso obras de van Gogh en su tienda, e incluso llegó a almacenar un gran número de ellas en la trastienda, obras que Vincent enviaba periódicamente a su hermano Theo y que ante la falta de espacio para almacenarlas en el piso en que vivía en París eran depositadas en dicha trastienda.

viernes, 18 de abril de 2008

VAN GOGH Y LA ABSENTA




La absenta es una bebida con un grado de alcohol que varía entre los 40º y los 60º, si bien antiguamente en Francia se preparaba a 72º. Se obtiene destilando alcohol mezclado con hojas de ajenjo mayor y menor, semillas de hinojo, angélica y anís. El producto de la destilación posee un color blanco lechoso y para darle el característico color verde manzana se le añade una mezcla de ajenjo menor, melisa e hisopo, pudiéndose añadir caramelo para que adquiera un color verde oliva. Es de olor fuerte y sabor ardiente y picante.

Los soldados franceses que participaron en la conquista de Argelia tuvieron que aprovechar para apagar su sed las pocas aguas que encontraban a su paso, a menudo aguas estancadas e insalubres, y para bebérselas añadían unas cuantas gotas de absenta, consiguiendo así eliminar el mal sabor y evitar trastornos gastrointestinales. Tras el regreso de las tropas a Francia, a mediados del siglo XIX, la absenta se hizo tan popular que pronto se extendió su consumo por todo el país, siendo entre las clases más bajas donde más éxito tuvo.

Años más tarde, en 1915, la absenta sería prohibida en Francia tras comprobarse que el consumo de dicha bebida estaba estrechamente relacionado con el alarmante aumento del número de suicidios entre la población, así como por el aumento de los delitos cometidos; no en vano la absenta era conocida entre el pueblo como “el hada verde” por los efectos que tiene sobre el organismo. Se llegaría a demostrar que el consumo continuado de absenta podía provocar el absintismo, un tipo de intoxicación producida por la absintina que contiene la planta de ajenjo con la que se elabora la bebida, y que le comunica su amargor y sus propiedades. La absintina no es tóxica en dosis pequeñas, pero puede actuar como convulsionante por acumulación. Los efectos que tiene la absintina sobre el organismo son los siguientes: el individuo experimenta inicialmente una gran excitación nerviosa y crisis epileptoides (muy parecidas a las crisis epilépticas), después sufre ataques convulsivos y alucinaciones terroríficas, finalmente sufre un estado de parálisis general o coma en el que la respiración se hace dificultosa.

En los dos años que Vincent convivió con su hermano Theo en París (febrero de 1886 - febrero de 1888) frecuentó asiduamente los bares y los cafés en que se solían mover los pintores de la época, ambientes en los que estaba de moda beber absenta, aficionándose a consumir dicha bebida a diario. Precisamente Touluse-Lautrec realizó un retrato de van Gogh en el que representa al pintor sentado junto a una mesa en la que hay un vaso de absenta, con su característico color verde lechoso.

En los últimos meses de la estancia de Vincent en París, la convivencia con su hermano Theo se ve seriamente afectada, siendo el pintor el causante de las continuas discusiones y disputas que tienen lugar en el apartamento, debidas fundamentalmente al consumo de alcohol por parte del pintor. No debe sorprendernos que en aquellas circunstancias el propio Theo llegase a pensar en separarse de su hermano, cosa que podría haber sucedido de no haber sido por la partida de Vincent a Arles en el mes de febrero.

Durante su estancia en Arles (febrero de 1888 - mayo de 1889) continuará bebiendo alcohol, principalmente coñac y absenta, unas veces para animarse y otras para olvidar su propia soledad. En el siguiente fragmento, extraído de una carta escrita por Vincent a su hermano Theo podemos apreciar como el pintor depende del alcohol para tener el pulso firme, lo cual nos indica que probablemente ya estubiera alcoholizado.
“Si pensara, si reflexionara en la posibilidad de un desastre, sería incapaz de nada. Me lanzo de cabeza en mi trabajo y resurjo con mis estudios. Si en el interior la tempestad retumba demasiado fuerte, me bebo un vaso de más para aturdirme. ( ... ) La atención se vuelve más intensa; la mano más segura. ( ... ) ..., y trabajo porque necesito hacerlo; para no sufrir tanto moralmente, para distraerme.” (carta a Theo, julio de 1888. V513).

La alimentación inadecuada o escasa, el tabaquismo, el consumo de café en dosis elevadas y fundamentalmente el consumo excesivo de absenta, así como las largas jornadas de trabajo a pleno sol, terminarán por minar completamente la salud del pintor, que días antes de la llegada de Paul Gauguin a Arles escribe lo siguiente a su hermano Theo:

“No estoy enfermo, pero llegaré a estarlo sin la menor duda si no como en abundancia y no dejo de pintar por unos días. En fin, vuelvo a verme reducido al caso de locura de Hugo van der Goes en el cuadro de Emile Wauters (...).” (carta a Theo de fecha 21 de octubre de 1888. V556).

Paul Signac, pintor y amigo de los hermanos van Gogh, describió el tipo de vida que llevaba Vincent:
“Apenas comía, y lo que bebía era siempre demasiado… Regresando tras una jornada completa bajo el sol, en una atmósfera tórrida, y no teniendo un auténtico hogar, lo sustituía con las terrazas de los cafés. Los ajenjos y los coñacs se sucedían ininterrumpidamente. Apenas probaba bocado. ¿Cómo iba a resistir? era la dulzura en persona. Era entusiasta y bueno.”

Tras la llegada de Gauguin la salud de van Gogh mejora sensiblemente, pero unos meses más tarde el pintor vuelve a experimentar estados de sobreexcitación nerviosa debidos al consumo excesivo de absenta. Cabe recordar aquí el episodio en el que van Gogh, bajos los efectos de la absenta, arrojó un vaso a la cara de Gauguin mientras éste se encontraba sentado a la mesa de un café , regresando inmediatamente a la “Casita Amarilla”, donde se quedó profundamente dormido, no recordando casi nada de lo ocurrido al despertarse al día siguiente. Los síntomas que presentaba van Gogh eran los típicos de una intoxicación producida por la absintina.

Unos días más tarde, ante la inminente partida de Gauguin, y bajo los efectos de la absenta, Vincent sufrirá una crisis en la que tendrá alucinaciones visuales y auditivas, descargando toda su agresividad contra sí mismo, cortándose el lóbulo de su oreja izquierda con la ayuda de una navaja de barbero. Van Gogh es internado en el hospital de Arles donde sufrirá nuevas crisis en las que no cesa de gritar ante las alucinaciones intolerables que sufre.

Semanas más tarde, al regresar a la “Casita Amarilla” se verá obligado a sobrevivir durante una semana entera alimentándose a base de café y alguna comida caliente, así como alguna que otra copita de absenta; todo ello no hará más que aumentar su estado de debilidad y acrecentará en él la angustia de volver a sufrir una nueva crisis. El doctor Rey le aconseja reposo y evitar la fatiga mental, pero él se afana en trabajar. Es internado de nuevo en el hospital, pues le sobreviene una nueva crisis en la que tiene alucinaciones y cree que todo el mundo le quiere envenenar.

Durante su estancia en el centro para enfermos mentales de Saint Paul de Mausole (mayo de 1889 - mayo de 1990) solamente se le permitirá beber un vaso de vino en las comidas, pero es muy posible que en las salidas que hacía por los alrededores de Saint Rémy para pintar, en las que estaba acompañado en todo momento por el guardian Poulet o por vigilante Trabuc, pudiera tomar algo de alcohol. Durante el año que permanecerá en Saint Paul sufrirá cuatro ataques que le dejarán postrado por espacio de una o dos semanas, salvo el último ataque que le sobrevino al ir a Arles y que le incapacitó durante dos meses.

Es muy probable que el uso de bromato potásico, que se usaba antiguamente para tratar los ataques epilépticos (enfermedad que le había sido diagnosticada por los doctores Rey, del hospital de Arles, y Peyron, de Saint Paul), pudiera haber sido el desencadenante de alguno de los ataques que sufrió van Gogh en Saint Paul, por lo menos de los más severos, como el ataque que le sobrevino al ir a Arles, ya que el bromato potásico a dosis elevadas o continuadas en el tiempo, produce la denominada embriaguez brómica, en la cual pueden manifestarse los siguientes efectos: desvanecimientos, vértigos, debilidad intelectual y somnolencia.

Durante su estancia en Auvers (mayo a julio de 1890) fue atendido por el doctor Gachet, el cual no le prescribió ningún tipo de tratamiento, pues consideraba que el pintor no sufría de epilepsia y que todo había sido producto de una sobreexcitación nerviosa y las largas jornadas de trabajo a pleno sol. Vincent conocerá a un grupo de jóvenes que pasaban las vacaciones en un pueblo vecino y no dudará en moverse con ellos por los bares de la zona, volviendo a beber de nuevo. La bebida puedo haber sido el desencadenante del episodio en el que van Gogh se enfrentó al doctor Gachet, poniéndose furioso por que éste no le había puesto un marco a un cuadro de Guillaumin, e introduciendo su mano en el bolsillo de la chaqueta, en el que supuestamente se encontraba el arma con el que se quitaría la vida semanas más tarde.